San Juan & Can Tronca.

Encuentro sobre las 7,30 en San Juan, un lugar poco habitual en nuestras salidas en MTB. El motivo no es otro que rodar unas horas por esta zona del Pla de Mallorca para luego ir a celebar la (o una de las) comidas navideñas de grupo a Can Tronca en un día de esos en que el perfecto equilibrio BaixFort entre deporte y joda se decanda claramente por lo segundo. O sea, que hoy íbamos a ser muchos como así fue.

Con cuentagotas los BaixFort vamos llegando al aparcamiento y al bar para tomar café. Sobre las 8 ya estamos todos preparados a excepción de Miquel, a quien se le complicó la noche y estaba todavía llegando. Una vez se preparó, salimos del pueblo ante la inquisitiva mirada de los nativos en dirección al Puig de Sant Nofre, pasando primero por el bonito pinar de na Simona, lleno de caminitos divertidos y sin complicaciones pero con cazadores ocultos entre la maleza con quienes, todo sea dicho, no hemos tenido ningún encuentro y por ende ningún desencuentro. Llegados al camino que lleva al Puig la cosa se pone seria, pues si bien la subida no es larga el desnivel es a tramos muy elevado y nos obliga a la mayoría a poner pie en uno que otro tramo antes de coronar y pisar el geodésico (hecho como no por Franco, como los pantanos, la seguridad social,  la chistorra, los catalanistas y un infinito etcétera de cosas imprescindibles) a 254 metros sobre el nivel del mar.

Las vistas son impresionantes pues se ve una panorámica de 360º de toda la isla y el día, que ha amanecido fresquito, tiene la contrapartida de ser cristalino.

Una vez hechas las fotos, bajada que empalma de nuevo con el camino por el que hemos subido a la altura del tramo apestoso a mierda de cabra, y volvemos sobre nuestra trazada para rodar por algunos caminos de nombres indeterminados en los mapas (los Alpina no sirven aquí y los del IGN no especifican ninguno) pero que discurren todos por el llamado Puig den Baldiri. Zona en la que más incidentes han sucedido en ruta pues Rody ha probado la solidez de sus cuernos atacando de cabeza una rama de pino, luego se ha caido sobre su costillar izquierdo y finalmente Salinas ha felizmente salvado el salir por cuernos. Se ve que se le da mejor la bici que el surf.

Después del loop nos queda un largo trecho hasta la siguiente meta volante de la jornada, que no es otra que el Puig de Bonany, donde Fabián ya había agotado la escasa batería con la que había empezado la jornada y tenía que ir agarrado de Rody, lo que en algunos tramos no ha sido sencillo pero luego ya sí, pues para llegar a la ermita hemos rodado principalmente por asfalto. Descanso en lo alto del Puig, con vistas sobre Petra, a unos 317 metros de altura y donde nos hemos dado cuenta de que faltan Eco y su recién estrenada Canyon cuyo plato de 32 le penaliza en las subidas y que, al perder nuestro rastro, ha decidido volver a San Juan. Decisión que todos tomamos excepto Salinas que junto con el sherpa residente David han remontado hacia la ermita para realizar una segunda bajada y ahí se ha gestado el único pero de la jornada: la primera bajada nos ha dejado en la vertiente petrera del Puig de Bonany, y hemos tenido que chupar asfalto (con viento en contra además) como putos. La segunda bajada, que solamente han hecho David y Salinas, les ha dejado en la vertiente sanjuanera y por consiguiente han chupado menos asfalto y han llegado antes.

Llegada a San Juan para cerrar el capítulo ciclístico del día y empezar el otro no menos importante: el gastronómico. Rondas de cervezas en el bar de Can Tronca antes de ir a comer a las 13 al restaurante Can Tronca, donde Maxi se tuvo que ir por compromisos con el fútbol base balear y en cambio se nos unieron Luis y Maty, quienes por motivos diametralmente opuestos no habían venido a rodar. Excelente comida y bebida a romper como siempre en Can Tronca, y todo con el sello de la atención de David, un magnífico anfitrión.

Y poco más. Buena ruta por parajes nuevos que nos desembafen un poco de la Serra, buena gente y buena comilona en familia. ¿Qué más se puede pedir?

Salut i pedals!