La huevo frito (pasado por agua).

A las 7,15 nos congregamos los BaixFort en el Bar Altura de Lloseta. A saber el Fabián, Jaume, Luis, José Pinturas, Sefafín, Álex, Miquel y Maxi.

Salimos con algo de retraso sobre el horario previsto, lo que unido a posteriores historias (como la temporada de higos) hará que la llegada al punto de inicio cumpla lo que las previsiones metereológicas predecían: nos caería la del pulpo. Para empezar rodamos hacia Biniamar empalmando por el Camí des Cós.

Llegada a la iglesia descapotable de Santa Tecla (tendrá mayor aforo en época Covid por du condición de templo al aire libre?) y atravesamos el llogaret hacia la Comuna por el Camí de sa Mina. Una vez llegados al desvío hacia Biniatzent no tardamos en comprobar lo que pasa cuando un propietario por todo su morro cierra un camino de titularidad dudosa que los lugareños han usado por los siglos de los siglos para llegar a sitios comunales: pues que crean un acceso alternativo a la barrera. Así de fácil y así de difícil de entender para algunos dueños capcuadrats, a los que poco les cuesta poner un botador. Pero en fin, sorteamos sin dificultad la barrera y llegamos a Mancor y a la primera higuera de avituallamiento.

Una vez en Mancor, seguimos hacia Caimari por asfalto evitando Es Fornassos. Ya nos bastaba con lo que teníamos por delante y con la amenaza de chaparrón. Atravesamos Caimari y antes de llegar al Camí Vell de Lluc nos desviamos por el Camí dets Horts para hacer lo que en la toponimia BaixFort se conoce como Huevo Frito. Nombre ilustrado con la foto que abre la crónica de hoy.

Una vez aquí subimos este hermoso camino que no puede dejar indiferente a nadie. Si uno coge la bici de montaña es precisamente para transitar parajes como este. Inmortalizamos algunos momentos con sus impresionantes cuevas y encinas (hasta set cimals llegamos a contarle a la de la cueva grande) y seguimos por Ses Rotes por una pista con mucha piedra suelta que hacía difícil rodar, más si atrás llevas una mierda Ardent a la que le quedan dos telediarios. Tras saltar la barrera entrando ya en la finca de Massanella nos toca bajada hacia Can Bajoca. Atravesamos la pista de subida al Coll de Mancor o Pilons para dirigirnos hacia Es Rafals. La pista allí estaba recién restaurada en el punto de máxima pendiente y el piso muy poco compacto. Por lo tanto también difícil de ciclar. Llegada a Es Rafals donde nos encontramos con el payés, quien afortunadamente se ha mostrado muy amable sin desaprovechar la ocasión para ponernos las cosas blanco sobre negro: no nos impedirá el paso mientras no la liemos, pero la finca es privada y él tiene un perro de cuarenta kilos y una escopeta en la ranchera. Aclarado este punto, tuvimos una larga charla donde uno pudo comprobar por qué argentos y mallorquines se llevan a la perfección en la mayoría de casos: es encontrar alguna persona en común, el nombre de algún conocido compartido por ambos, y las posibles tensiones se disuelven. Así, hemos repasado el árbol genealógico de los mancorins; hemos echado pestes sobre los nouvinguts que viven en Mancor solo para ir a comer, dormir y cagar; y con la duda de si realmente existe un mancorí del Betis nos hemos despedido para seguir hasta Biniarroi.

En la rejilla de salida de la finca de Es Rafals ha habido muestras varias de flexibilidad y agilidad BaixFort. Hubo quien saltó la barrera y casi se salió por debajo de un patinazo, quien pesa 100 kilos e intentaba pasar por un agujero de 50 cmts. de diámetro con el culo por delante, quien planeaba reptar por debajo, quien trepaba a pesar de tener el lumbago crujido. En fin, un espectáculo digno del Circo del Sol... Traspasada la barrera, lo dicho: camino hacia la cumbre del Puig de Suro y bajada hacia Biniarroi, con salto de barrera de por medio. Bajada trialera y divertida y llegada a la barrera que nos deja en el asfalto. De ahí vuelta atrás hacia Mancor, con muestra de habilidades incluída.
 Y en Mancor subimos por el Puig de Son Boscà (donde esperamos unos minutos a quienes habían parado en la segunda higuera de avituallamiento) para bajar hacia el Camí de sa Mina, cerrando el círculo y cagando leches hacia Biniamar y Lloseta. El cielo no presagiaba nada bueno ni para nosotros ni para las varias cosechas en general, así que tocaba carretera y manta. Y menos mal, porque la llegada a Lloseta ha sido bajo un granizo de un calibre considerable y un chaparrón intenso después. Por fortuna antes de que se inundara la calle principal del pueblo todos estábamos a cubierto congregados con los parroquianos de un petado Bar Altura mirando pasar el agua... y algún que otro zurullo de las rebosantes cloacas. Deeserciones de Luis y Maxi. Los demás, tras un paseo en coche que nos ha dado una cata de los efectos de la intensa tormenta, nos hemos reunido en Can Miquel para las cervezas y tapas finales. Una vez más, buena ruta y cachondeo. El espíritu montañés BaixFort en plena forma para encarar el comienzo del otoño y, con él, la llegada del mejor clima para el MTB... y la temporada de naranjas.

Comentarios

  1. Bien Jaume.... buena crónica!!!

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    1. La verdad que siempre una crónica impecable y hoy hasta incluso te acuerdas del mallorquín del betis😂😂🤣🤣🤣👍

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