Santa Eugènia.
Quedamos en Can Miquel donde nos congregamos un nutrido grupo. Y es que claro, uno no sabe bien cuántos BaixForts hay hasta que alguien publica en el chat que se paga las birras. En este caso nuestro reciente fichaje Vicenç, con motivo de su 41 cumpleaños.
Salimos rodando por la carretera de Binissalem a Biniali y, después del puente, giramos en la primera calle a mano derecha con el Camí des Botadors en mente; camino que debía llevarnos al Camí Vell de Muro por Son Puput y luego, por el laberinto de las camades, llegar hasta Ses Alqueríes para, finalmente, llegar a Son Seguí via Son Mascaró y el Camí de ses Rotes (Pura Vida en argento binissalamer).
Tras esta laaarga aproximación que sin embargo ha permitido un ambiente distendido de inicio, nos hemos plantado a los pies del Puig de Son Seguí a esperar a Serafín que venía rodando desde Santa Maria. Hecho el encuentro hemos empezado con la primera de la serie de subidas y bajadas del día. Subimos la pista de la puerta trasera de Son Seguí a buen ritmo para bajar por la pica de piedra. Una excelente muestra de lo que iba a dar de sí el día: subidas cortas pero intensas y bajadas también cortas con un polvoriento grip de finales de Julio. Y es que el bochorno, tan intenso en las últimas semanas que ha dejado los senderos secos, empezaba ya a apretar a esa hora.
Hecha la primera bajada toca la que quizás es la subida más larga del día, la que lleva hasta el pozo con el cartel de Se Vende (por la finca, no por el pozo). Subida que es exigente y que, para joder aún más, al final es cuando más pica para arriba. Un buen test para todos y, en especial para Maxi, que estrenaba en salida oficial su Santa Cruz MegaTower: un aparato con unas posibilidades enormes pero que todavía está por domar.
Una vez en el pozo, unos hemos seguido más allá para descubrir que otros habían tomado el senderito anterior que empalma con la subida de la cadena. Sea como sea, el objetivo de todos era el mismo: bajar por el DH. Y así lo hemos hecho en polvorienta caravana hasta pisar el asfalto.
Y por asfalto íbamos a seguir un buen rato, ya que nuestro siguiente objetivo no era otro que la torre del forestal, esto es la cima misma del Puig de Son Seguí, al lado del geodésico (en el que, dicho sea de paso, pocos se fijan). Ritmo muy alto bajo esporádicos goterones de pura humedad condensada e incluso algún tímido granizo para llegar hasta ahí; no sin antes hacer el senderito baja-sube en el que Maxi se ha quedado sin capacidad de reacción al venírsele encima el rampón de subida.
Ya en la torre, momento relax para comer desde barritas vergas de Juanse hasta el bananarró de Xisco, y tiramos para abajo por la casa del cuervo y el divertido sendero que desemboca en el Camí des Rafal. Y de ahí hasta Ses Olleríes aún a pesar del vecino forro que piensa que el camino es suyo.
Callejeamos por el llogaret paralelo a la carretera de Sineu hasta llegar a Son Tano para afrontar la subida (probablemente) más apestosa del día (Colta pero golda, según el refranero popular) para pegar de vuelta a la casa del cuervo donde el perro guardián (y algo vago, el cabrón) solo ladra cuando el dueño está. El siguiente objetivo era bajar por la somera hasta estar de nuevo en el asfalto des Comellar des Betzers. Bajada muy bonita pero que el sherpa, que es como el sol (cuesta mirarle directamente...), nos ha llenado de polvo con sus derrapes. Aún así, mucha diversión con sesión de fotos en el escalón final.
Ya reagrupados, nos dirigimos a buscar la quinta y última subida y bajada del día que nos colocará alrededor de los 800 metros de desnivel positivo. Un bonus track (algo que con Spotify se ha perdido, por cierto) subiendo por la pista de la cadena hasta el pozo, para bajar luego por la subida que habíamos hecho en segundo lugar. Una bajada rápida y sin más complicaciones que lo suelto del terreno y que desemboca en un sementer arado y en una inevitable sonrisa de oreja a oreja.
Con el trabajo hecho por lo que a la parte endurera de la ruta respecta, hemos desandado nuestros pasos de una forma absolutamente desorganizada para volver a Binissalem e ir a casa de Vicenç, que nos ha obsequiado con un buen tentempié que ha servido de punto y final perfecto para la jornada ciclista del sábado. Jornada a la que Luis ha puesto la guinda con su medalla de finisher de la 312.
Un día más buena ruta y buena gente, ¿qué más se puede pedir?
Salut, pedals i Vicenç molts d'anys i gràcis! 🤘🏼
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