Camí de Cavalls 2022.


DÍA 1: Ciutadella - Maó.
Una razón muy seria teníamos los BaixFort no ya para madrugar sino para trasnochar: tomar a las 4'30 en Alcúdia el barco que nos tenía que llevar a Menorca para recorrer el Camí de Cavalls durante tres días de MTB y Fernetsí BaixFort.

Encuentro en las inmediaciones del Port d'Alcúdia: Fabián, Miquel, Rody, Xouanar, Serafín, Xisco, Jaume, Enric, Salinas, Luis, David y un espontáneo Kuku. En la cara del personal se mezcla la emoción por el viaje con el sueño mientras el sherpa reparte las camisetas impresas ex profeso para nuestra expedición. También tenemos Buffs cortesía de Cassolini, pero con la temperatura de locos prevista para finales de Octubre nos servirán para desempañar las gafas y poco más.

Subida al barco (unos con más elegancia que otros para traginar el equipaje montados sobre las bicis, la verdad) y algunas desavenencias con el chaval del garaje del barco que no veía necesidad en atar las bicis para evitar que el vaivén del barco las desparramara por el suelo. Finalmente se resolvió todo satisfactoriamente (sobretodo para él) y subimos a la cantina.

Mientra algunos aprovechaban la última oportunidad de descabezar un sueño antes de rodar, otros manteníamos un cambio de impresiones sobre sociopolítica mundial entre humo de cafés, además de algunos testimonios reales de integrantes del grupo que han vivido la evolución de nuestro deporte desde la prehistoria de las bicis de hierro forjado hasta los cambios electrónicos en e-bikes de carbono. Y tips varios: no intentéis perforar un oleoducto con una radial ni un gasoducto con un taladro, y si en vuestro pueblo un camión de Coca Cola pierde toda su carga esperad unos días, que puede que otro pierda la suya de Fernet. Todo sacado de noticias verídicas de la prensa seria, por supuesto.

Atracamos en el Port de Ciutadella a la hora de llegada prevista y nos preparamos para el desembarco. Llamamos a un taxi para cargarle las maletas y que las lleve al hotel Catalonia de Maó, donde tenemos previsto llegar por la tarde después de recorrer toda la costa sur menorquina. Hecho esto, cargamos el track en el Garmin y en la primera rotonda que nos encontramos pasamos de lo que marca para ir a Can Bep a desayunar y comprar unos bocatas para el día. Avituallados, ahora sí en la rotonda del caballo empieza el acercamiento al Camí de Cavalls propiamente dicho. Acercamiento con focos primero y que nos dejó un bonito amanecer luego mientra íbamos avanzando por el Camí de s'Hort de ses Taronges y por Son Teri hacia Son Saura.

Rodando llegamos a la playa de Son Saura, donde enlazamos ya con el Camí de Cavalls y en donde la estampa no podía ser más idílica aunque al Rody (que en esto demostró ser más mallorquín que los mallorquines) no le mereciera la pena contemplar un paisaje que según él perfectamente tenemos en Mallorca. Carrusel de fotos al canto y a seguir, que el día es largo y nadie sabe bien hasta dónde llegarán las baterías de las eléctricas ni si habrá que parar a enchufar. Lo que sí se comprueba muy pronto es que para subir las escaleras no hay como tener una muscular...


Seguimos rodando en un agradable sube-baja por el litoral y pasando un rosario de calas de aguas cristalinas (las más importantes de ellas Cala en Turqueta y Cala des Talaier) en lo que será la tónica de los tres días, llegamos a la pista que nos bajará a Cala Macarella.

Foto de grupo en Cala Macarella con un trípode improvisado para la ocasión.

Salimos de la arena blanca de Macarella para rodar por fantásticos senderos hasta la vecina y turística Cala Galdana donde esperábamos encontrar algún bar abierto para completar nuestro avituallamiento, como así fue con el bar de Elena(no). Justo a la llegada sucedió la peor noticia de todo el viaje: Luis tendría que abandonar por avería irreparable en ruta y, por lo visto, en todo Ciutadella. El pronóstico, como supimos horas más tarde, era rotura del cuadro. Como supo Luis aún más tarde, ya en Mallorca y en su tienda de confianza, la rotura solamente era de una cazoleta de plástico que pudieron sustituir inmediatamente por otra metálica. Consuelo relativo para él. Seguro que en el próximo viaje habrá menos mala suerte Luis!

Los demás debíamos seguir a lo nuestro si queríamos llegar con luz a Maó, de manera que proseguimos entre callejuelas de urbanización para volver a rodar por tierra hasta llegar a Cala Mitjana.

Salimos de Cala Mitjana y rodamos por un sendero en un encinar que contrasta increíblemente con lo visto hasta ahora, y es que esto es precisamente la magia del Camí de Cavalls: los contrastes.


Por el transitaremos hasta desembocar por una magnífica bajada por un precioso sendero hasta el Barranc de Trebalúger.

Cruzamos el sendero del barranco rodeando algunos campos de cultivo y comprobando los estragos que una tromba de agua recientemente había producido en él y seguimos.

Seguimos rodando por un camino de carro empinado que nos saca del barranco, para luego enlazar con una pista ancha que dejamos más adelante para realizar una que otra trialera corta per intensa y finalmente llegar a Sant Tomàs rodando por la arena de Binigaus y contemplando algo muy similar a lo que cualquiera pueda imaginar como el paraíso en la Tierra... aunque cuando ya uno lleva unas cuatro horas de MTB el paraíso BaixFort sería incompleto sin un buen bar con cervezas sudorosas. Paramos en Es Bruc (suponemos que el primero del reguero de puntos donde el sherpa se lleva comisión) para coger fuerzas para lo que nos queda.

Tras el refrigerio seguimos cruzando Sant Tomás para volver a tocar tierra pasando por Talis y cruzando los barrancos de Son Boter y des Becs donde la nota del día la puso una señora senderista que pegó un capfico en una charca; charca que por lo demás nos puso a todos nosotros con nuestras pintas de superhéroes y bicicletas de miles de pavos en serios aprietos.

Con los tristes Serafín y Jaume tirando en cabeza de grupo hasta Son Bou, donde el track se aleja por carretera muy hacia el interior para evitar el tramo inciclable de la zona de Llucalari (que NO Llucalcari) y llegando hasta Cala en Porter.

Transitamos por las calles desiertas y hoteles cerrados de la urbanización, con pinta de resaca después de una temporada turística (otra) de récord y tras un lapsus por parte del grupo, reagrupamos y encaramos el último tercio de ruta, que nos llevará a pasar por Cales Coves y Es Canutells (el pueblo, no los que se fuman el Enric y el Kuku). Descartado el tramo que lleva hasta Punta Prima por culpa del Xisco pero en verdad a conveniencia de todos y por la costa hasta Maó, acortamos por Sant Lluís para llegar al hotel con luz diurna. Fotos finish con el Port de Maó de fondo mientras Xou aka Zapatitos solventa en el Decathlon el problema con sus calas y, como no, cervezas para celebrar la llegada del primer día sin otros incidentes que un pinchazo de Miquel y un eurito recogido por Rody en un punto indeterminado del recorrido. De momento el buje traquetero de la Husqvarna alquilada por Enric resiste, y así será hasta la vuelta.

Cervezas, ducha y algo de descanso para llamar a tres taxis e irnos a cenar a un asador menorquí, no sin antes dar buena cuenta de la primera de las tres botellas de Fernet que viajaron con nosotros. El hambre apretaba de lo lindo tras una primera etapa de 75 kilómetros y 1150 metros de desnivel positivo, que sumado al madrugón y al hecho de que uno de los taxis se demorara más de media hora en recoger a los últimos BaixFort en el hotel, crispó un poco los ánimos. Nada que un buen plato de carne y vino encargado por el Xisco no pudieran remediar en un santiamén. Quilombo en el restaurante, postres varios y algunos gintonics y de vuelta al hotel para Hablar del Silencio cada uno con su almohada.



Día 2: Maó - Fornells.

BaixFort F.C. 2022-2023

Desayuno en el buffet del hotel, con el peligro que eso conlleva. Sin embargo, nadie consumió por encima de sus posibilidades (aunque alguno en contra de sus necesidades) y nos preparamos unos bocatas para el día a hurtadillas de la responsable del restaurante, tan inflexible y rigurosa en su trabajo como nosotros en no perder tiempo yendo a buscar comida fuera. Salimos victoriosos con los bolsillos llenos, nos preparamos enviando las maletas a Fornells, el siguiente destino, y empezamos a rodar en pos de ellas, algo retrasados por el tragín maletero del Kuku que su lógica tendrá pero visto de fuera cuesta encontrarla.

Empezamos a rodar por asfalto con seria sensación a Pedrissa para algunos mientras subimos a La Mola para bajar y llegar al primer hito en el camino, un precioso llogaret llamado sa Mesquida, donde hay una oscura fortaleza vestigio de la ocupación británica de la isla. Superado el llogaret y la playa del mismo nombre seguimos dirección Es Grau, encontrándonos por primera vez con suelos de pizarra y arbustos llamados socarrells, característicos ambos de la abrupta costa norte menorquina. Como también son características las playas de cantos rodados conocidas en Menorca como macars y que requieren de decisión e inercia para superarlos rodando.

Enlazando portells y barreres llegamos a s'Albufera des Grau, que cruzamos ante la indiferente mirada de las fotges que por ahí nadan. Unos cuantos sube-baja después ya se perfila en el horizonte nuestro siguiente objetivo: el fabuloso Far de Favàritx.
Circulamos por el espectacular paisaje lunar sorteando gente e intercambiando impresiones con unas agoreras eMTBers que juntaban más años que vátios y llegamos al punto de comernos el bocata rapiñado en el buffet.



Estómago lleno y con la vana esperanza de tener un poncho BaixFort patrocinado por Torrens deshacemos un tramo de camino por entre magma enfriado y nos dirigimos a la siguiente meta volante de la jornada: el Port d'Addaia.

Rodamos por tramos de sube-baja increíblemente variados de playas con pasarela, prados verdes con vacas a tupidos encinares que combinan técnicos tramos de subida con pequeñas pero retadoras bajadas en lo que quizás es el mejor tramo endurero del Camí de Cavalls hasta llegar al citado puerto. Tan bonito es, que a algunos les dio por rozarse contra el suelo.
Tras recorrer las urbanizaciones de Ses Coves Noves el cansancio empieza a hacer mella y aparecer los primeros conatos de calambre, lo que impone una parada de emergencia para cervezas y chucherías varias. Y como cuando haces pop ya no hay stop, ritmo cervecero hasta Fornells con los musculares tirando hasta rebentar en llano para dejar atrás a los eléctricos, excepto al Salinas que, justo es decirlo, llegó a meta el primero por ser el que tiene más clase... y una eléctrica trucada con turbinas de avión.
Instalamos las bicicletas en el lugar indicado y procedemos a hacer lo propio antes de congregarnos en torno a la mesa para zamparnos unas buenas paellas de marisco regadas de vino blanco mientras algunos merengones locales intentan seguir el ridículo del Madrid por televisión.

El segundo día de ruta, tras unos 45 kilómetros y unos 900 metros de desnivel positivo estaba servido. Solo quedaba superar las horas muertas hasta la hora de dormir... y eso significa partusa con Fernet. Partusa en este caso en medio de la calle alrededor de un altavoz verga que escupe musica anticuada a la que ninguno de nosotros presta atención, pero que aumenta el tono de las conversaciones distendidas y risas en tono de la más pura esencia BaixFort. Las dos botellas restantes de Fernet cayeron, en lo que es claramente el punto de inflexión hacia el último tercio del viaje.

Día 3: Fornells - Ciutadella.

Después de extraños episodios nocturnos de Fabián queriendo penetrar en habitaciones de desconocidos, vasos de agua caídos del cielo y el Serafín queriéndose calzar una pastilla antimosquitos en el miembro para garcharse a Xouanar; después de todo esto y seguramente más, el tercer día amanecía amenazando con una jornada muy calurosa. Esto junto con lo agreste y exigente de la ruta del día debería habernos puesto a todos sobre aviso a la hora de cargar agua, pero no fue así ni a pesar de la premonitoria pérdida de tapón del Salinas antes de partir. De esta forma, con lo justo y después de desayunar y hacer el check-out, empezamos a rodar con ya esa sensación de tercer día que se nota en las piernas y sobretodo en el culo.

Superamos la urbanización Platges de Fornells y sus escaleras de madera y obviamos el tramo que nos hubiera llevado hasta el Cap de Cavalleria. Llegamos a las calas de Cavalleria y Ferragut y más allá, hasta Cala Pregonda, donde aprovechamos para berenar con ruido de dron, analizar la piedra que reza y a ojos del Xisco no es más que un falo (allá cada uno con su subconsciente...) y encarar lo que viene, que en mallorquín se puede traducir como un bon berenar.

Los siguientes tramos son de ciclabilidad practicamente nula en subida solamente compensados por divertidíssimas trialeras en bajada, probablemente las mejores del viaje. A la llegada a Cala Pilar las pilas de algunos empezaban a parpadear, y eso mezclado a la espera al sol y sin agua a que el pibe pudiera solventar su problema mecánico hizo que quien escribe estuviera a punto de abortar a la primera que se pusiera asfalto a tiro. Afortunadamente no lo hice y seguí, ya que el cambio en el camino fue absoluto, conviertiéndos en un fabuloso sendero muy rodador con largos tramos a la sombra.

A la llegada a Cala Morell nos desenganchamos definitivamente de la senda del Camí de Cavalls y nos dirigimos rodando a Ciutadella, haciendo una parada técnica de hidratación y avituallamiento en la quesería de la Torre den Quart, una finca del siglo XIV donde algunos volvimos a la vida a base de queso y limonada.


Con la ruta ya terminada no quedaba más que llegar a Can Bep para celebrar con cerveza y comida nuestra expedición menorquina, cerrando el círculo del track y a esperar la llegada de la hora de embarcar.


Risas y buen rollo hasta el final, a pesar del cansancio y de todas las horas juntos. Tres días de viaje sin malentendidos ni crispaciones, con una sonrisa. Tres días de compartir momentos que nos llevamos para toda la vida; tres días de compañerismo y risoterapia y encima recorriendo sin trabas y encima de nuestras queridas MTB un paraje que es reserva de la biosfera. Viaje perfecto excepto por el abandono forzoso de Luis y la baja anticipada de Maxi.




Este es un gran grupo de ciclistas, pero sobretodo de personas. Ni aún adjuntando las mil fotos de los tres días pueden dar cuenta de la experiencia vivida. Larga vida a los BaixFort!



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