Port des Canonge: zona cero.

Quedamos a las 8 en Esporlas para una ruta no muy planeada en su inicio.
Así que iniciamos cruzando el pueblo (lleno de patos, por cierto...) y enfilamos por el Camí de Pescadors para quitarnos el frío. Una vez en la carretera tiramos por la derecha por asfalto, y ahí empieza el lío. No giramos por el primer desvío a la izquierda por no saber cómo de intransitable iba a estar el camino después del cap de fibló de hace unos meses. Así que seguimos un buen trecho por asfalto y nos decantamos por la segunda opción, lo que ha sido un error porque si bien hemos podido avanzar unos centenares de metros, luego el paso estaba bloqueado por troncos y ramas. De manera que hemos vuelto a la carretera y subido por asfalto hasta Nova Valldemossa, donde nos hemos adentrado a pesar de los carteles disuasorios (bastante absurdos, por otra parte).
Ahí hemos sabido que la intención del sherpa no era llegar a Mirant de Mar, sinó bajar por s'Hort de sa Cova. Nos hemos preparado para bajar por el Plà de ses Piotes bajo la mirada de un tipo que paseaba una cabra y un boc (animalismo o zoofilia?) y, entre desvíos y confusiones nos hemos dado cuenta al llegar abajo de que hemos perdido a un incomunicado Maxi, que había tirado maleza adentro en un arranque exploratorio.

Finalmente reagrupados hemos seguido hacia Geore Sand por un tramo verdaderamente más agradecindo en bajada que en subida, y de ahí bajadón hacia s'Hort de sa Cova, aunque sin llegar al final. Hemos optado por empalmar con la carretera por temor a encontrarnos el paso bloqueado más abajo y quedar atrapados en un cul de sac.
Después de un tramo largo aunque bonito por pistota, hemos bajado por carretera (sí, carretera: las opciones de la Branson y el GR eran inciertos también) hasta el Port des Canonge, y hemos podido ya ver los estragos del cap de fibló. Desastre es poco para definirlo: catástrofe es verdaderamente una palabra adecuada. Y más se queda uno con esa impresión con el enorme montón de madera seca y rabasses acumuladas. Y de ahí el título, por haber estado en el epicentro de la catástrofe natural que hizo estragos en la zona.
La Volta des General, recientemente reabierto al tránsito por el Ibanat, un espectáculo desconcertante. Uno se sabe el camino al dedillo, pero ahora mismo parece que estás en un camino diferente aunque con la constante invariable del mar. Camino además alfombrado de principio a fin a excepción del tramo de Sa punta de s'Aguila con restos de poda que hacen penoso rodar. Finalmente, con un sentimiento entre pena por la devastación y asombro por la fuerza que debió de tener el viento aquel día, hemos llegado al cruce con la carretera de Banyalbufar. Tocaba remontar, y con un fuerte viento que ha mandado al Eco (al pedo?).
Una vez en el cruce del desolado campo de fútbol (ni la rejilla queda en pie...) hemos atajado hacia Es Camí de Correu. Ahí, tras el cruce de Son Sanutges, hemos podido ver que el tramo trialero que hasta hace poco era casi intransitable en subida está siendo reparado con un piso de piedra. Y así, sin excusa para el pateo, hemos seguido hasta la bajada del Bruno, que nos ha dejado con una buena sonrisa en la carretera cerca del estanc podrit, que ya sé que no se llama así, pero para llamarlo Clot de s'Aigo pues lo llamo así...

Y poco más. Penúltimo tramo del Camí des Correu y antes de enfilar el último ha aparecido el Eco no se sabe muy bien de dónde para convencernos de llegar a Esporles por la vía directa.
Llegados al pueblo, cervecita de rigor con una rasca importante y para casa.
Una vez más buena ruta y buena compañía. Qué más se le puede pedir a un sábado por la mañana?

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