Huevo frito (con bacon y patatas).

Encuentro a las 7,15 en Binissalem para café y salir puntuales a las 8. A pesar de que el sherpa ya el sábado pasado en el aparcamiento del Port d'Andratx nos detalló punto por punto la ruta de hoy mientras chupábamos birras, hoy partimos y todavía algunos tenían dudas del recorrido. Predicar en el desierto debe ser duro... Aunque una cosa estaba clara: no volveríamos temprano, pues era la última puesta apunto antes del Camí de Cavalls.

Así salimos de Binissalem en dirección Lloseta pasando por el camí de Son Bonifai donde al final nos hemos encontrado una furgoneta obstruyéndolo con una pareja sentada en sillas plegables sorbiento café. Nos han retenido alegando que iba a haber un rally de coches en ese tramo, mientras por walkie-talkie avisaban de nuestra presencia a no se sabe bien quién. Hecho esto nos han dejado circular y nos hemos dirigido a cruzar el torrente. Este punto es a veces conflictivo si se da la circunstancia de que haya llovido en abundancia (como es lógico al ser un torrente); de no haber sido así, con evitar algún que otro charquito se cruza la mar de bien... pero claro, hay que evitarlo y no embestir a lo loco como Miquel, quien como premio ha obtenido una bonita metedura de pata hasta los tobillos dentro del limo.

Seguimos rodando hacia el área recreativa del campo de fútbol de Lloseta y más allá, por el bosquecillo que nos tiene que dejar en Biniamar sin pasar esta vez por la ermita, pues es temporada de caza y oímos un tiro justo en la dirección que pretendíamos tomar.

En Biniamar y tras haber tomado erróneamente por la calle del Gremlin hemos buscado el camino de la Comuna, donde unas horas más adelante cerraríamos el círculo, y pasado de largo el desvío para pasar por la cantera. Bonito tramo escuchando el canto de los pajarillos y nos plantamos en Mancor. Dejamos atrás el pueblo y tras un intento infructuoso de encontrar un camino que nos llevara no entendí muy bien a dónde, seguimos para ir a subir a Es Fornassos.

Fornassos rima con nassos, que es precisamente lo que te toca tener que subir sus tres rampones sabiendo que hay una alternativa de llaneo por abajo. Pero como lo de abajo es asfalto, el asfalto es de carreteros, los carreteros son unos mierdas y a nadie en el grupo le gusta que le llamen mierda; como somos así de gilipollas pues hemos optado por subir los Fornassos. Subida colta pero golda y bajada que ha perdido el encanto que pudiera tener, pues alguien se ha dedicado a condenar a base de ramas y troncos todos y cada uno de los atajos que le imprimían cierto flow.
Llegamos a Caimari para hacer el último tramo de aproximación a donde la ruta en sí tiene que realmente ponerse bonita. Callejeamos buscando la carretera de Lluc y a los pocos metros nos desviamos para tomar el precioso Camí dets Horts. Antes de llegar a su final nos desviamos por un comellar llamado Coma de Ses Rotes, cerrado con barrera que está a la izquierda, enfrente de una casa (sí, me da pereza consultar el alpina para buscar nombres). Empezamos a rodar cómodamente por él pero tras unos minutos la cosa (y el coso) se complica en algunos (pocos) puntos donde todavía hay restos de Juliette dando por saco en forma de ramas cortando el paso.
Una vez superados tanto obstáculos como rampas y tras unas magníficas vistas sobre el Plà y buena parte del Raiguer llegamos al famoso mussol, en la ladera del Puig de sa Jonqueta (que no Llongueta). Sa Jonqueta sería de hecho el nombre más propio de la ruta si no la conociéramos nosotros mismos en nuestra jerga BaixFort como La Huevo Frito.
Fotos al canto y sin entretenernos demasiado bajamos la pista hasta la barrera que da acceso (o más bien lo impide, ahora que lo pienso, pues para ambos menesteres sirve una barrera) a la finca de Massanella.
Tras un bonito espectáculo de ver cómo sería si nos metieran en un buzón y la peripecia para pasar la bici de Xou aka Thinkoutofthebox, bajamos a todo trapo hasta Can Bajoca.
Ahí y tras ciertos titubeos por sus problemas con el timing, Maxi decide seguir con nosotros hasta Es Rafal por sa Coma des Rafals para no pagar los 5€ al guarda. Así que nos preparamos para afrontar el falso llano que tenemos por delante con la esperanza de encontrar paso franco, que no es lo mismo que decir que que pase Franco.
Buena subida a buen ritmo por parte de todos y cada uno de los presentes, Alex incluído aún a pesar de no haber salido regularmente, lo que le honra (haber subido; que no entrene nos la suda: él sabrá).
Maxi se despide con la certeza de que no se puede perder a no ser que le dé por saltar verjas y rejillas, y nosotros continuamos con el ascenso al tiempo que los jeeps de alquiler del Massanella transitan por la zona. Al rato nos plantamos (es un decir...) en la fuente de Biniatzent y de ahí seguimos hasta el rampón final con salto de rejilla incluído.
Con la sensación instaurada de que ya estábamos de vuelta al bar y con las piernas que nos decían uep nos hemos dirigido hacia Biniarroi por la ladera del Puig de Suro, con el Pinturas dándole un tirón en la pierna y ni aún así hemos parado...
Fotaca en Biniarroi y para abajo hasta llegar a Mancor, donde surge la duda sobre el camino de regreso a Lloseta. Optamos por obviar la cantera y también la carretera, así que nos vamos por Biniatzent (cuyo topónimo no cuadra que sea el mismo que el de la fuente, por cierto...) en modo comanche y de ahí a la Comuna de Biniamar. Y ya en Biniamar pasamos por la casa donde nació Jose hace medio siglo y por asfalto nos llegamos a Lloseta y seguimos hasta Binissalem paralelos a las vías del tren y con un bonito viento en contra.

En Binissalem birras para celebrar el rutón que nos hemos metido en el cuerpo y comentando los últimos pormenores del viaje a Menorca de la semana próxima.

Una vez más rutón y buena gente.

Salut i pedals! 🤘🏼




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