Camí de Cavalls 2023.



Dia 1: Ciutadella - Maó.

Encuentro a las 3'30 de la madrugada en los alrededores de la terminal portuaria de Alcúdia. Los BaixFort van llegando con cuentagotas cuales espectros de un Halloween que va dando sus últimos coletazos por toda la isla, una tradición que a pesar de muchos ha venido para quedarse. Como tradición parece que va a ser el viaje del mes de Octubre - Noviembre. En esta edición estamos Fabián, Rody, Maxi, Miquel, Salinas, Luis, Jaume, Xou aka Jukebox injection, Enric, Vicenç y Borja (que se ha hecho corpóreo para la ocasión).

Saludos y buen rollo desde el inicio y tras una corta espera embarcamos rodando cada uno como puede con todos sus pertrechos colgando de un lado o de otro. Ya en el barco y rumbo a Ciutadella charlas variadas mientras alguno que otro aprovecha para apurar los momentos de sueño.


A la hora prevista atracamos en el puerto y esperamos sobre nuestras bicicletas el siempre emocionante momento de que se abran las compuertas del barco y bajar rodando... para tener que subir la dichosa rampa hacia la terminal portuaria y pedir un taxi mientras despinzábamos el freno trasero de la Orbea de Borja. Taxi que no llegaba a pesar de las reiteradas llamadas a la centralita que, por lo visto, está en Valencia.


Con algo de retraso y sin necesidad de focos salimos ahora ya sí del recinto del puerto rodando en dirección al arenal de Son Saura, punto en el que accederemos al Camí de Cavalls tras algunos lapsus con el GPS que hasta ahí debía llevarnos por el Camí dets Horts. A pesar de los bonitos tonos rojizos de una inminente salida de sol sobre un arenal virgen de aguas cristalinas, a Rody le sabe a poco, de manera que seguimos por encima de la pasarela de madera en dirección a la próxima cala a ver si colma sus expectativas.


Después de observar el magnífico paisaje virgen, llegamos primero a Cala Turqueta después de hacer la primera bajada relativamente interesante del día. Seguimos rodando por encima de la arena para remontar y llegar a Cala Macarella, donde el intento de repetir la foto haciendo de bicicletas trípode no ha funcionado demasiado bien, pero sí el intento de cabrear al Fabián aún a pesar de ser el único esforzándose para inmortalizar el viaje.


Con un día más bien caluroso y con bastante sensación de hambre hemos empalmado de vuelta con la civilización en Cala Galdana, núcleo turístico de primer orden que sin embargo estaba ya desierto a día 1 de Noviembre. Nos quedamos pues sin bebidas frías para acompañar nuestra merienda, y sin café. El ritmo impuesto por los eléctricos en este primer tramo de camino nos había llevado con el agua al cuello a algunos por detrás, de manera que se tenía que regular para poder rodar y al mismo tiempo disfrutar todos del paisaje, que es de lo que se trataba. El tramo que íbamos a empezar remontando asfalto daría fé de que así fue.


En este segundo cuarto del primer día bicipateamos el litoral rocoso hasta llegar a Cala Mitjana, y una vez superada ésta seguimos el Camí de Cavalls hacia el interior de la isla para poder superar los barrancos de Trebalúger primero y Binigaus después en lo que es (en mi opinión, claro) uno de los tramos más bonitos y ciclísticamente más interesantes de toda la vuelta. Bosques frondosos y trialeras desafiantes que por contra han dejado algún que otro euro en los bolsillos de alguno.


Tras superar gloriosamente el siempre complicado paso por el charco de Binigaus y tras rodar un rato por unos fértiles campos de cultivo sembrados de frutales, llegamos a Santo Tomás y a su parada obligatoria: la terraza del bar Es Bruc. Ahí nos hemos podido resarcir se la falta de bebida de Cala Galdana y recuperar fuerzas, en el punto donde se puede decir que empezamos la segunda mitad del primer día.


Segunda mitad que tras superar Son Bou nos lleva por apestoso asfalto hacia el interior para evitar Llucalari, tramo absurdo a realizar en bicicleta pues es un pateo de bajada y subida que no aporta demasiado a la ruta. Volvemos al litoral a la altura de Cala en Porter, otro núcleo urbano abandonado hasta la vuelta del turismo. Seguimos avanzando con la mente puesta en la siguiente meta volante: el chino de Es Canutells. El hambre arreciaba de nuevo y la distancia y los metros acumulados se empezaban a notar en las piernas... y los culos.


Desparramados en un parque infantil y con eléctricos enchufados por todas partes, hemos aprovechado para recuperar watios y fuerzas para finiquitar el último tramo del exigente primer día. De manera que nos pusimos en marcha y de nuevo viramos por el Camí de Cavalls hacia el interior para evitar otro nuevo barranco, el de Binidalí en este caso. Tras un sube y baja por el interior estamos de vuelta en el litoral a la altura de Binissafúller, y ya sin abandonarlo nos dirigimos a Binibeca.


Pasamos por el precioso pueblecito de pescadores que se ha convertido en un reclamo turístico de primer orden para desgracia de los residentes (supongo), y salimos de él haciendo de nuevo un alto en el camino para avituallarnos en un supermercado. Hecho lo cual ya no nos queda más que seguir y seguir por calles asfaltadas de urbanizaciones desiertas hasta nuestra penúltima meta: la torre de Punta Prima. Meta que se quedó en el tintero el año pasado y que este año sí hemos podido completar.


Subida trabada a un sorprendente buen ritmo impuesto por un renacido Enric hasta la torre y foto al canto. Según nos ha informado Luis ya solamente quedaba el DH hasta Maó... aunque por las vistas más bien parecía que nos quedaba una hora de remar.


Con el sol menguando en el cielo y las ganas de llegar creciendo, se ha impuesto un ritmo cervecero que nos ha llevado tras unos quilómetros de llaneo por caminos cicloturísticos hasta Maó centro. Ahí y tras varias confusiones con el Maps hemos podido llegar al hotel Catalonia para la foto finish del primer gran día del Camí de Cavalls.


Ducha, cervecita a 4 pavos en el reformado bar del hotel y taxi para ir al Grill a cenar con Fernet previo incluído. Solo quedaba dormir a pierna suelta y recuperar lo que se pudiera para el día siguiente, cosa que el deficitario servicio de taxis menorquín no nos ha puesto fácil a algunos.


Día 2: Maó - Es Mercadal.

Con bastante sueño la mayoría y con pocas ganas de volver a posar nuestros traseros sobre el sillín, nos hemos reunido con el objetivo de disfrutar de un maravilloso desayuno y de llenarnos los bolsillos de provisiones para el día contraviniendo la política del hotel. Hecho todo esto hemos sacado las bicis del aparcamiento y las hemos puesto a punto mientras llegaba el taxi para cargarle las maletas y que las llevara a nuestro destino de hoy.


Con la baja ya definitiva de David, que no ha tomado el barco para Menorca, hemos emprendido la marcha por asfalto primero hasta Sa Mesquida y por el duro litoral del norte menorquín dirección Es Grau pasando primero por el macar (una playa de macs, vamos) de Binillautí.


Atravesamos la albufera, desierta tanto de aves migrantes como de residentes, y con un ritmo de nuevo de locos remontamos repecho tras repecho de los que el horizonte, tan diferente del día anterior, está plagado. En la distancia se destaca imponente nuestra primera meta: el Far de Faváritx. Y omnipresente un viento con rachas de hasta 90 kilómetros por hora que prometía un punto extra de dureza a la jornada de hoy y que, a la larga, daría al traste con nuestra vuelta.




De momento rodamos pasando Cala Tortuga, donde nos toman una foto de grupo.


Y seguimos para llegar hasta el faro donde resguardados tras un muro dar buena cuenta de los bocatas expoliados en el hotel, mientras Salinas toquetea los frenos de su Specialized. Sensación de incomodidad por el viento, que tras subirnos a nuestras monturas nos molesta seriamente durante todo el trayecto de la carretera del faro hasta nuestro desvío a mano derecha.


Este sendero debe llevarnos hasta Addaia pasando por un nuevo tramo arcilloso y medio inundado de la Albufera des Grau, donde cada uno lo ha superado como ha podido y sabido.


Una vez en la urbanización rodamos por ella atravesándola en dirección a la urbanización vecina de Cala en Porter. En ambos casos sensación de hibernación de la vida local, solo rota por la partusa de fin de temporada de uno de los hoteles vecinos.


Ponemos fin a rodar por asfalto entrando en el último tramo de tierra de la jornada, que nos tiene que dejar en la carretera que va hacia Fornells. Reagrupamos y empezamos a rodar por asfalto de nuevo, a rebufo de Luis en mi caso, hasta la rotonda que tomamos en dirección a Es Mercadal para hacer noche ahí puesto que no había posibilidad de repetir en s'Algaret para este año.

Tras unos seis quilómetros apestosos de repechos que se hacían pesados tras horas de MTB, llegamos a Es Mercadal para dejar una de las más patéticas fotofinish de la historia del deporte amateur, todos desparramados por el suelo de un aparcamiento rodeados de litronas, azúcar y glutamato. Exactamente lo que el cuerpo nos pedía.


Algo más recompuestos llegamos al Hotel Jeni para el check in, ducharnos y hacer tiempo antes de la hora del Fernet e ir a cenar. Y ha sido justo en ese impasse cuando Fabián ha compartido en el chat el mensaje que había recibido de Balearia: debido a la mala mar el barco no iba a salir al día siguiente de Ciutadella sino de Maó, y para más inri por la mañana y no por la tarde como estaba previsto.

En cónclave improvisado la mayoría estaba por volver al día siguiente como proponía Balearia, de manera que no había alternativa: debíamos dejar en el tintero el último día de Camí de Cavalls para volver hasta Maó por una carretera secundaria y estar de esta forma en el puerto sobre las 10, recoger las maletas que nos entregara el taxi y embarcar. Una pena, pero por el momento todavía había una botella de Fernet de la que dar cuenta y una cena que devorar, y así hicimos ambas cosas en el propio hotel tras agenciarnos en una farmacia Biodraminas suficientes para la que se preveía al día siguiente...


Día 3: Es Mercadal - Maó.


Los BaixFort, o los amas o los odias.


Día con cero interés en lo ciclístico que empieza con un más que digno desayuno en el hotel a las 7'30 de la mañana. A las 8'30 ya estamos listos para rodar, lo que empezamos a hacer perezosos, sin la tensión deportiva que hubiese impuesto el tener que afrontar el exigente tercer día del Camí de Cavalls.


Rodamos sin más historias por una insulsa carretera hasta el puerto de Maó, donde unos han decidido volver atrás para comprar queso en alguna quesería y otros avanzar para tomar café en una cafetería, haciendo tiempo hasta la llegada del taxi con las maletas.



Ya con las maletas y tras una espera que se ha hecho larga y que hemos aprovechado para tomarnos las Biodraminas, hemos embarcado y amarrado cuanto hemos podido las bicicletas. El barco se iba a mover y no era cuestión de que se desparramaran por todo.

Finalmente el trayecto no ha sido tan nefasto como prometía y a la hora estipulada entrábamos en el puerto de Alcúdia para desembarcar. Despedidas y hasta luegos en los alrededores del puerto y cada uno de regreso a su casa.

A pesar de un cierto sabor agridulce por no haber podido completar la vuelta del Camí de Cavalls entera, la verdad es que han sido dos días de MTB fantásticos por la siempre sorprendente Menorca y sus cambiantes paisajes; y tres días de risas, compañerismo y buen rollo que se han saldado, de nuevo, con cero problemas de convivencia. Y es que más que un grupo ciclista parecemos una familia.

Salut i pedals! 💪


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