El Raiguer es infinito.

Quedada a las 7'30 para tomar café en Can Miquel de Binissalem con el objetivo de a las 8 estar rodando para "hacer algo por el Raiguer". El sherpa y algunos acólitos debían atender otros menesteres el mediodía y a las 11 teníamos que estar de vuelta, de manera que Fabián, Maxi, Miquel, Jaume, David, el tránsfugo Vicenç Maifren, el reaparecido Mati y el cumpleañero Enric nos quitamos el frío rodando, desvelando a medida que avanzábamos ese vago "algo por el Raiguer".
No giramos hacia el Castell, ergo vamos a Solleric. Y la primera variante del día es que, tras cruzar la puertecita de hierro y antes de vadear el torrent, nos hemos desviado hacia la izquierda sorteando la barrera. Un tramo muy agradable de rodar (más que el empedrado desde luego) que nos ha dejado de nuevo en el GR cerca del desvío hacia Oli Clar; desvío que hemos tomado como segunda variante del día.

Con la idea ya en mente de ir a hacer una Faisán de toda la vida, llega la tercera variante: el desvío antes de la Font Figuera para llegarnos hasta la Font de sa Gruta. Un camino espectacular, con unas vistas magníficas sobre la vall y las casas de possessió que conduce a una impresionante bóveda que acoge un ull d'aigo que debió (y a juzgar por el tubo incorporado, debe) nutrir las casas y tierras de Solleric.
Tras la sesión de postureo reemprendemos la marcha bajando hasta empalmar con el camino que lleva a las casas de Oli Clar, aunque con una drecera por un singletrack muy divertido que alguna oveja endurera se ha currado.

Tras un breve debate sobre el nombre del valle que se abre ante nosotros y sobre si las casas que lo dominan son o no son Son Ordines (que va a ser que sí) hemos rodado hacia las desvencijadas casas d'Oli Clar y más allá, completando toda la subida por pista hasta el coll de Font Figuera para bajar la trialera hasta las casas de nuevo.
Una vez ahí, vamos a buscar cruzar el torrente y un jungletrack vietnamita que nos ponen sobre la pista que baja de Tossals hasta Son Ordines. Rodando sin más entretenimiento que esquivar baches y con la fortuna de que el Fabián no haya atropellado a nadie (sobre todo para el otro, la verdad), hemos llegado enfrente del inicio del Camí de Son Bonifai aka Spotify. Y hete aquí el dilema: ¿meternos en él y tener más tiempo para beber? ¿o subir Tofla y poner la guinda a la jornada?

Finalmente ha imperado el deporte y con más o menos dignidad y elegancia hemos coronado el Coll den Simonet para realizar la última bajada del día, la más corta pero quizás la más jodida y peligrosa pues hay mucha piedrecita suelta sin trazada a la vista.

Llegados a Can Miquel rondas de cervezas para celebrar los 41 tacos de Enric. Molts d'anys massut!
Como siempre buena compañía y gran ruta, en números pero sobre todo en sensaciones puesto que ha sido una de aquellas jornadas que crean afición. Y es que el sherpa, aunque sea en un territorio tan pisado como el Raiguer, siempre tiene un as en la manga porque bebe y se nutre de una buena fuente.

Salut i pedals! 🤘🏼

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