El Pelat y el pelado.
Subimos con el grupo partido en dos desde el inicio hasta la barrera de sa Coma Negra, no sin antes pararnos a echar unas fotos al careto de hormigón gunitado que, suponemos, los de Strava han dedicado al Maxi para hacerle local legend perpetuo de Lluc por tierra, asfalto, mar y aire.
Reagrupamiento en la susodicha barrera y de nuevo avanzamos a dos velocidades hasta el Coll des Coions, donde reponemos fuerzas y nos despedimos de Maxi con la tranquilidad de saber que no se va a perder.
Los demás, a lo nuestro: avanzamos cada uno a su ritmo por las bretxes (notando que se ha restaurado el tramo de escalones) y luego bajando sin más hacia la casa fantasma y allende hasta el Coll de sa Bataia, donde cafetito en mano Luis nos ha referido algunos pormenores de la expedición a Aínsa. La conclusión: queda poco para que la peña se vuelva eléctrica. Es más una cuestión de plazos de entrega que de indecisión. Y cuando los plazos se cumplan, veremos qué sucede...
Mientrastanto, toca bajar y sufrir muscularmente para subir al Coll Pelat via ermita de Son Amer, y a ello nos entregamos con ciertas dudas sobre el topónimo.
Una vez superado seguimos avanzando por el senderito con la excusa de que es un tramo técnico pero en verdad para evitar los rampones de la pista hasta llegar a Binifaldó. De ahí bajada por asfalto primero y dreceres (que a más de uno se nos ha atravesado) después. Y bajando que es gerundio por la Cometa des Morts hasta Lluc, para remontar por el apestoso asfalto hasta el Coll de sa Bataia.
Lo demás no necesita más explicación: volver sobre nuestra trazada hasta el primer bar que encontramos en Caimari para la cerveza de rigor.
Una vez más buena ruta, buena gente y día espectacular para el MTB. ¿Quién da más?
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