Cingles de Son Rullàn.

Quedada a las 7'45 en el parking de la entrada de Deià, en un día de esos en que el sitio de concentración es ya la descripción de la ruta en sí.
Así que nada, foto de rigor y con unos minutos de rigor también sobre el horario de salida empezamos a remontar la carretera hacia Valldemossa. A diferencia de semanas atrás cuando hacíamos la travessa, hemos optado por adentrarnos en el monte delante de Ca Madó Pilla y circular fuera de asfalto hacia la Ermita de la Trinitat, para reflexionar al llegar que al ermitaño probablemente se la suda la posibilidad de confinamiento.
Con tan hondo pensamiento en mente hemos seguido hacia Valldemossa aprovechando un tramo nuevo de los que la propiedad de Son Moragues (suponemos) ha habilitado para circular paralelos a la carretera. Llegamos al carrer d'Àustria i nos empezamos a preparar mentalmente para dos cosas: 1) para la posibilidad de que nos echen (lo que afortunadamente no ha pasado); y 2) para las rampas de Es Cairats, que a estas alturas no necesitan presentación (lo que sí hemos sufrido).
Más o menos pies durante la exigente subida (votada por mayoría como la más dura que conocemos aquí en la isla, con todos los respetos hacia el Puig de Lloseta, actualmente hormigonado) aunque con muy buenas sensaciones la mayoría. Tentempié en el refugio y a seguir hacia el Camí de s'Arxiduc, bicipateo mediante.
Un camí más transitado que el cementerio de Palma en Tots Sants, y no es de extrañar: la temperatura era perfecta, la vista nítida y el paraje es incomparable. Así que sesión de fotos BaixFort antes de iniciar la bajada, que como la subida anterior a estas alturas no necesita presentación.
Bajada muy técnica en el primer tramo, complicada en el segundo debido a la pendiente, y revirada y salpicada de obstaculos que no ayudan tampoco a encontrar ritmo en un tercer tramo. Tras la drecera del Xou (aka Juan Pablo II) la cosa mejora significativamente, y hacia el final el empedrado húmedo añade emoción. Vamos, lo que viene siendo una bajada jodida de las que merecen las penúrias al subir.
Llegada con todo el mundo de una pieza a Deià y ponemos rumbo al colmado para las cervezas de final de ruta. Final abrupto hoy: ni tiempo para fotos hubo.

El día estaba perfecto para rodar y las vistas son inmejorables, lo que añadido a una ruta exigente física y técnicamente dejan al final esa magnífica sensación de rutón.
Gran día, buena gente y buena honda. Qué más se puede pedir?

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