Camí de Cavalls 2025.
Como ya viene siendo tradición en el grupo este puente de Tots Sants tocaba viajar hasta la isla vecina para recorrer el Camí de Cavalls en tres etapas, cada una de ellas con sus particulares intríngulis y que en global componen una experiencia de MTB formidable.
Así que tocaba madrugón de los buenos para estar en Alcúdia algo antes de las 4'15 de la mañana, que era la hora de salida del barco. Saludos en las inmediaciones del aparcamiento y un mal augurio para quien escribe, pues por culpa de un fondo de llanta no reparado la rueda trasera perdía presión y no quedó más remedio que meter una cámara. Reparación antes de salir... y no iba a ser lo peor.
Durante el trámite de quitar la nube para meter la cámara con la inestimable ayuda de Jose Ahívalahostia Pinturas van llegando los BaixFort hasta completar el grupo de diez: Enric, Salinas, Maxi, Luis, David, Miquel, Xisco y nuestro sherpa Fabián. Todos, y ya por segundo año consecutivo, con motor.
Trayecto marítimo sin incidencias hasta Ciutadella, donde desembarcamos y procedemos a encontrar taxi, tarea no siempre fácil en Menorca en estas fechas pero que sí resultó sencillo en este primer día. Embarcamos las maletas en dirección al hotel Capri de Maó, y hacia allí nos dirigimos nosotros con nuestras queridas MTB empezando así la primera jornada, la más larga de las tres con aproximadamente 80 quilómetros y unos 1200 metros de desnivel.
Día 1: Ciutadella - Maó.
Lo que no sabíamos (creo) ninguno excepto Luís es que durante parte de esta primera etapa tendríamos la compañía de un ciclista local llamado Joan (muy menorquín hasta en el nombre) que afortunadamente nos puso sobre la senda correcta en desvío del Camí de s'Hort de ses taronges hacia Son Tarí para llegar a Son Saura y pisar así el GR 223.
Disfrutamos de rodar con el amanecer de fondo prometiéndonos un día climatológicamente bueno para nuestro deporte, y así vamos costeando de cala en cala con algunos altos en el camino que nos van salpicando de anécdotas como el del mostel al que nuestra presencia privó de desayunarse las ratas suicidas que trepaban por los riscos de Cala Macarelleta, las ineludibles birras en Es Bruc de Sant Tomàs, donde algunos aprovechamos para cargar baterías y/o extenders para encarar el cruce del barranc de Son Boter donde cada cual hizo lo que pudo; Xisco haciendo kalistenia en Cala en Porter para recuperarse del apestoso (y prescindible) tramo de Llucalari, donde aprovechamos para hacer avituallamiento y carga de baterías, seguimos hacia un desierto Binissafúller para llegar a Binibequer y hacer otro alto gastronómico en el camino. El último hasta Maó, localidad de la que ya solamente nos separaba Punta Prima, donde se acaba España... y a la que yo no pude ya llegar debido a la rotura de la correa del motor Brose de mi Specialized. Cosas del eMTB para las que afortunadamente en mi caso todavía hay garantía. Así, el grupo siguió para completar la primera etapa mientras que yo con la compañía de Enric enfilábamos hacia el hotel por asfalto.
Reagrupamiento en el Capri y entre birra y birra (no és pagat aquest hotel) debía yo decidir mi futuro inmediato. Volver al día siguiente a Mallorca era la primera opción, pero no era tan fácil como parecía. Y mientras buscaba la forma de hacerlo apareció Xisco con una propuesta: compartir su bicicleta en lo que quedaba de vuelta. Y así acordamos que él haría el segundo día y yo el tercero. Y es que quien dude del buen ambiente que se respira en el grupo es porque no nos conoce. Gracis Xisco!
Cenamos de una buena hamburguesa en Sa Titina, en el Port de Maó y después de una breve caminata nos metemos en el sobre. El día ha sido largo y el siguiente, aún siendo el más asequible de los tres, nos espera.
Día 2: Maó - Es Mercadal.
El segundo día no puedo narrarlo más que de mi punto de vista. Después de un buen desayuno en el hotel, de preparar las bicis para la jornada, comprar los bocatas vegetales con pollo o atún en lo de Andrés Roncero y cargar las maletas en un taxi arrancaba la segunda jornada. Ahorrándome unos quilos en mi bicicleta al haberle quitado la batería para rodar con más soltura, salí a rodar primero con el grupo hasta que ellos se dirigieron a Sa Mesquida y yo giré hacia el interior para ir a buscar el Camí den Kane, que tenía que llevarme directo a Es Mercadal, donde hacíamos noche en el Hostal Jeni. Ruta cicloturística de asfalto de pe a pa, pero por un paisaje nada desagradable y sin apenas coches.
Cuando ya divisaba a lo lejos el Monte Toro (o Monte Trolo, para algunos...) recibo la llamada de David contándome que Fabián ha roto irremediablemente un pedal y que necesitan que cuando llegue a Es Mercadal coja unos de la maleta de Salinas, pida un taxi, entregue los pedales y se los lleven a la entrada de s'Albufera des Grau. Así las cosas, aprieto la marcha y no sin dificultades ni reticencias por parte de la chica del mostrador hago lo que me han pedido y le entrego los pedales al Charli para que los lleve al punto acordado. Y para matar el tiempo decido subir con la eléctrica sin motor a Monte Toro (quina panxada!), con lo que el día para mí ha sido al menos aprovechado en buena parte. Ni tan mal.
Los del grupo hicieron la ruta a toda mecha, pues al poco rato estaban ya en el hostal sedientos, hambrientos y alguno bastante malhumorado.
Y comer y beber es lo que se hizo hasta la hora de la cena en Can Jaume. Cena que adelantamos dos horas, pues aunque debíamos estar allí a las 21 nos presentamos cerca de las 19, con lo que uno se pregunta qué urgencia había en acortar la ruta por la mañana dejando el faro de Faváritx en el tintero y dando gas como si no hubiera un mañana.
De vuelta al Jeni aún había tiempo para unos Fernets con Coca Cola, otro clásico de los viajes BaixFort, hasta que a las 23 cerraron el bar del hostal y mientras unos poníamos del punto y final al día otros solamente un punto y seguido pensando si las gírgoles del algarrobo serán mejores asadas o con un arròs brut...
Día 3: Es Mercadal - Ciutadella.
Despertar del tercer y último día del Camí de Cavalls. Las eléctricas palian en buena medida el cansancio que se acumulaba con las musculares, pero hay una cosa que no evitan: el dolor en el culo. Con pocas ganas de posar el womper sobre el sillín vamos desayunando tortillas con tostadas y reponiendo líquidos y víveres para afrontar el tramo que nos separa de vuelta a Ciutadella.
Nos despedimos de Xisco, quien ha decidido coger taxi y pasar el día por Ciutadella, y enfilamos hacia la bahía de Fornells para enganchar de nuevo el Camí de Cavalls y recorrer la salvaje y despoblada costa norte. El día ha amanecido nublado y por momentos lluvioso, lo que añade épica a nuestra ruta que por momentos parece transitar por parajes que nada tienen que ver con las Baleares. La parte por la que rodamos es la más antigua geológicamente de todas las islas, de unos 400 millones de años, lo que si tenemos en cuenta que los dinosaurios se extinguieron hace "solo" 66 millones de años nos damos cuenta de que efectivamente es mucho tiempo.
Así, en un día de los que hacen verdaderamente afición al MTB vamos rodando y superando calas y repechos que en muchos casos nos obligan a poner pie a tierra, como en la subida después de Cala Pregonda, y en algunos casos pie en agua, pues las lluvias de la semana anterior nos han dificultado el paso en algunos puntos concretos. Pero poco es el peaje a pagar para disfrutar de las tremendas trialeras tanto en bajada como en subida, y sobre todo de un paisaje espectacular. Hay que decir que en esto las e-bikes ayudan y mucho a encontrar el punto de disfrute, sobre todo el tercer día ya de viaje. Día que ha transcurrido sin más percance significativo que el palo que se le ha clavado a Salinas en la pierna y que Luis ha podido extirpar Letherman en mano y David curar con su botiquín.

Haciendo balance no hay más que estar satisfecho con la vuelta ya que se ha podido completar y nadie ha salido lesionado. Pocas roturas ha habido en comparación con el año anterior (aunque en mi caso ha sido irreversible) y el buen ambiente ha imperado la mayor parte del tiempo aunque como en toda familia la convivencia a veces genere fricciones. Total unos 190 quilómetros con más de 3500 metros de desnivel acumulado en unas quince horas de MTB del bueno, sumados a las risas y buena compañía que no es cuantificable con el Garmin, pero que hace que en conjunto hayan sido tres días formidables. Larga vida a los BaixFort!























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Aiba la ostia balla tres ratos mañaneros nos hemos marcado 😜
ResponderEliminarGrande Joseba 😂
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