Mortitx.


Ha empezado el verano y con él arrancan 
las rutas nocturnas Baixfort. En esta ocasión el punto de encuentro es el aparcamiento (por llamarlo así) al lado del torrente de la Vall den Marc para hacer una ruta poco habitual pero que se va consolidando en el catálogo del sherpa.

Saludos, abrazos, reencuentros y empezamos a rodar por el camí vell de Pollença a Lluc, a diferencia de la última vez que se hizo la ruta, cuando subieron por asfalto directamente hasta la puerta de entrada a Mortitx. Infinitamente mejor subir por el camí vell, por supuesto, pero penaliza a efectos de timing.

Subida limpia con el único contratiempo de la rotura de la patilla del cambio de la Orbea de Enric, quien no tenía repuesto y se hubiese visto obligado pues a dar por concluída la jornada de no ser por Xou aka Life Hack que sí llevaba una patilla Orbea de repuesto. Junto a Miquel y Fabián pudieron reparar, mientras a su alrededor los buitres financieros especulaban con los precios de una patilla en el monte, del alquiler de una Letherman o se adueñaban del plusvalor del trabajo de aquellos que realmente estaban al tajo en una bonita representación del capitalismo (carajo).

Una vez resuelto el tema ascendemos sin más parones que los de las barreras y dejamos el camí vell bajando por la Coma de Binifaldó hasta la carretera, por la que debemos tomar hasta la entrada de Mortitx a la que llegamos rápidamente.


Mortitx, aunque por el nombre pudiera ser el enterrador de Armórica, es una de las grandes fincas ya documentadas hace 800 años en el Llibre del repartiment tras la reconquesta (o genocidio?) catalana y fue de hecho uno de los últimos reductos sarracenos.

Saltamos el botador y ya en terreno público empezamos a rodar bordeando la viña y dejando a mano derecha el desvío hacia el espectacular torrent Fondo de Mortitx.

Rodamos por una pista cementada a tramos (sí, hay algunos rampones puñeteros) rodeados por rocas cársticas de formas caprichosas, olivos centenarios y, como bien diagnosticó Kaliman, calima. La calima fue el motivo (además de la prohibición por la cría del Voltor Negre, claro) de que no fueramos más allá de Lavanor puesto que el único motivo para ello son las vistas que no íbamos a ver. Así que con eso y la sed imperante en el grupo dimos media vuelta en un terreno sorprendentemente rebosante de enormes helechos y regresamos al asfalto por la pista de Ses Basses misma por la que habíamos venido, y de ahí no quedaba ya más que dejarse llevar pendiente abajo hasta los coches con la Vall den Marc en penumbra y con las lucecitas de las casas salpicando el bonito paisaje.




A las 22'15 todos en el bar Es Monument para la cena, birras, gintónics, rebentats y risas.
Una vez más buena gente y buena ruta. ¿Qué más se puede pedir?

Salut i pedals 🤘

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