Formentor.

Estas semanas no ha habido crónica por pereza pura y dura del cronista, que en lugar de relatar las aventuras y desventuras de los BaixFort por Sóller, Esporles, Santa Eugènia, Biniatzent, Parc de Llevant y Andratx; en lugar de relatar, decía, ha preferido holgazanear. Hasta hoy, que ha decidido aplicarse a su ¿deber? con la sensación de que durante los próximos meses de calor, viaje a los Pirineos de parte del grupo inclusive, el blog tendrá menos actividad que la fotocopiadora del ayuntamiento en verano...  pero dejémonos de preámbulos innecesarios y vayamos al lío.

Quedada a las 8 de la mañana en el aparcamiento del Mirador des Colomer, entre el Port de Pollença y Formentor. Sitio atípico para quedar que daba una pista clara de por dónde se iba a rodar. El caso es que era una ruta nueva para todo el grupo en bloque, lo que por cierto no sé si había pasado desde que ando yo con ellos hace ya 7 años. Saludos, abrazos y besitos sin mariconeo y empezamos a rodar cuesta abajo, lo que se agradece pero deja un mensaje más o menos subliminal que cada uno va archivando como puede: la ruta acaba en subida, y además previsiblemente por asfalto.
Tras unos escasos centenares de metros por carretera y dos o tres curvas nos salimos del asfalto por la tangente (aunque no sé si es una tangente propiamente dicha, porque el caso es que el camino empieza ahí...) superando una cadena y tirando por una pista de tierra que nada más empezar nos deja unas impresionantes vistas sobre la playa de Formentor en un aperitivo de los paisajes que la ruta nos ofrecerá como contrapartida a la ausencia de tramos verdaderamente endureros. Seguimos bajando por una pista de tierra hasta empalmar con una suerte de calle que da acceso a algunas de las casas, por no llamarlas mansiones, que salpican la costa a una distancia del mar que roza cuando no incurre directamente en la ilegalidad; calle que nos deja de nuevo en la carretera principal, por la que nos dejamos llevar cuesta abajo hasta el disputado y en ese momento desértico aparcamiento. Aparcamiento que atravesamos y del que nos salimos por el botador, para pasar a rodar por una zona que es una mezcla de cantera y vertedero de restos de tierra de la obra de reforma del otrora célebre hotel, ahora ya y como tantas otras cosas en manos de capital foraster.

Tras un cómodo deambular a la sombra por caminitos innominados y con una temperatura de momento ideal llegamos a otro de los lugares simbólicos de la ruta, que es Cala Murta. Un precioso rincón de aguas cristalinas con suelo que piedras que a esas horas parece el paraíso (además de un lugar ideal si uno quisiera descargar un fardo de tabaco de contrabando), pero al que cuando uno quiere ir en verano se indigna por verlo convertido en una suerte de infierno por culpa de la masificación turística Quizás más que poner tope al número de turistas se debería poner freno a que ávaros de todo el mundo vinieran aquí a montar sus negocios para llevarse el beneficio y dejarnos la mierda. Pero mejor volvamos a la ruta, que me caliento... Sesión de fotos al canto y deshacemos parte del camino para ir a empalmar con el plato fuerte del día: la subida por el Fumat.
El camino, en perpétuo proceso de recuperación, parte realmente desde la casa de Cala Murta, pero como el primer tramo no está abierto al público hemos tenido que encontrar esa alternativa fitada de dudosa ciclabilidad para los musculares debido a su pronunciada pendiente, pero que tras un breve pateo nos ha dejado jadeando en la senda correcta. Recuperamos el aire y nos lanzamos a ascender por un larguísimo zig zag de curvas muy cerradas que cada uno ha gestionado como mejor ha podido y sabido pero que, al contrario de lo que parecía cuando hemos podido observar la subida de lejos, ha sido muy suave y placentera de rodar.
Llegamos a la parte más alta del camino y las vistas que nos ofrece son espectaculares. Estamos en el mismísimo nacimiento (o muerte, según se mire) de la Serra de Tramuntana y podemos ver el Massanella, El Puig Major, el Tomir, el Puig de Tossals... al tiempo que vemos a nuestra espalda (eso es, alternativamente, no a la vez) cómo se adentra en el mar el cap de Formentor. Un verdadero tesoro de isla tenemos, así que siguiente sesión de fotacas y nos lanzamos cuesta abajo. El camino sigue el mismo patrón zigzagueante de curvas cerradas, lo que para algunos ha resultado muy divertido intentando hacer invertidos todo el rato.
Una vez llegamos al asfalto y descartado rodar hasta el faro para comer menos carretera, empezamos el retorno con la intención de hacer parada en Cala Figuera. El problema ha sido que, tras un intento de descenso por un camino intransitable en bicicleta, hemos remontado para tomar por la pista y algunos nos hemos saltado el desvío, con lo que la ruta ha finalizado en dos bandos incomunicados por falta de cobertura telefónica volviendo ambos hasta el Colomer por el camino que hemos tomado para bajar como alternativa a una infernal subida por asfalto.

Y poco más: algunos han optado por alargar subiento hasta la torre de Albercuix mientras los demás nos íbamos ya al Eroski de la rotonda del Port de Pollença a por cervezas y patatillas.

Un día más buena gente, buen ambiente y ruta espectacular donde las haya. ¿Quién da más?

Salut i pedals 🤘🤘🤘


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