Castell d'Alaró, Comuna de Bunyola i Son Pou.


Tras hacer la larga de Planici la semana pasada los BaixFort nos encontramos hoy en Santa Maria, la verdadera capital del Raiguer, para calentar motores (o piernas, según la modalidad de cada uno) tomando café y poníendonos al día. Con la tranquilidad de saber que nadie se ha divorciado o salido del armario o, lo que sería peor, hecho vegetariano, ponemos rumbo a Can Borreó, kilómetro cero de nuestra jornada.

Salimos con inusual puntualidad últimamente hacia Alaró per darrere, como diría un bon santamarier, haciendo nuestra habitual aproximación a la subida del Castell. La amenaza de lluvia es constante en los partes meteorológicos, pero el cielo nos muestra otra cara bien distinta. Incluso la ligera rasca que hacía de buena mañana se ha convertido en sensación de calor y antes de llegar a son Penyaflor ha tocado aligerar de ropa de abrigo.

Subida a buen ritmo general y sin contratiempos, reagrupamos en Es Verger y continuamos hasta Es Pouet para equiparnos de protecciones y lanzarnos cuesta abajo hasta el Coll d'Orient. Merendamos algo cerca de la fuente, testimonio mudo de la acuciante falta de lluvia, mientras Xouanar aka Karman repara un pinchazo.

Continuamos por asfalto atravesando Orient para ir a buscar la subida al Coll d'Honor por las dreceres de dentro del bosque, pero lo hemos encontrado obstruido no sabemos si circunstancialmente por las tareas de limpieza para recuperar el olivar o con la intención de impedir el paso por la zona. Sea como sea, nos hemos ido más mosqueados que un agricultor comprando limones en el Mercadona, y nos ha tocado subir hasta arriba cual carretero.


Y de coll a coll. Llegados al Coll d'Honor tocaba ahora sí camino montañero hasta el Coll des Picot, con tramos de inevitable bicipateo por la dureza de la pendiente y lo irregular del sendero en muchos puntos. Superado el coll, no quedaba más que transitar por el camino que lleva al depósito y de ahí por la pista principal de la Comuna hasta enlazar con el descenso de Son Pou, en mi caso con las fuerzas al límite ya. En el cruce nos hemos puesto las protecciones otra vez y, unos dos años después de la última vez y gracias a la reciente limpieza, nos hemos tirado camino abajo.

A estas alturas no creo que esta bajada necesite presentación, pues es un clásico entre clásicos: larga, técnica, divertida y por un paraje a tramos espectacular. Y hoy además estaba en un punto de cocción perfecto para disfrutarla. El único pero ha sido una caída de Luis, salvada para bien gracias a las protecciones tanto de la bicicleta como del ciclista, lo que no ha desaprovechado Luis para meter la cuña publicitaria del Parrier.

Llegados a Son Pou solo queda la vuelta a ritmo cervecero hasta Can Franco para celebrar la jornada con unas merecidas birras.

Otro sábado más, rutón y buen ambiente. Qué más se puede pedir?

Salut i pedals! 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Se come más que se rueda.

El Raiguer es infinito.

Fita del Ram.